el lado activo del infinito
jueves, 25 de diciembre de 2008
La princesa Miedo.
tomó de mí, la esencia y su gabinete,
temió por ella y por él
sin saber lo que pretende.
Al descubrir el amor, su temor
fue absoluto
dejó al azar el abandono cruel
y ahora extraña lo que no debe
o solo extraña por extrañar
tal vez...
La princesa Miedo vive con humo,
vive con un miedo y dos temores
un tumor que crece en el alma
temor que crece en la indecisión.
Solía contar los buenos días
exceptuando los demás
sabía que su cruel destino
sumaba días para siempre olvidar.
La princesa Miedo desaparece
y aparece en la soledad
como quien no quiere la cosa
te sorprende la casualidad.
De boca en boca va sumando colores
y deja sin aliento al temor
mas cuando cruza la frontera
se acrecenta su dolor.
La princesa Miedo vive en su mundo
susurra sus deseos
pero grita sus cadenas
o solo extraña por extrañar
tal vez...
Vive su destino oscilando el abismo
la miro caer pero no cae
la miro venir, pero no viene
la miro y la miro, pero ella teme.
La princesa Miedo muestra su temor
me dice que tiene miedo
me dice que hay rencor
le digo que no existe tal temor,
que solo hay amor
tal vez, tal vez...
domingo, 21 de diciembre de 2008
¿Y ahora qué?
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Loqueduraunviaje
viernes, 12 de diciembre de 2008
Vos
Ya emprendido este viaje infinito no me queda ya más nada que dilucidar mi próximo horizonte. Los días frustrantes y las noches solitarias dejaban atrás los rastros del delirio. Solo el punto dorado le dió equilibrio a esta naturaleza, que se erguía como los nuevos albores de esta tierra olvidada. Y un día, un día cualquiera, el ocaso partía sin remordimiento, mas el crepúsculo de la noche anunciaba todo aquello que ya estaba dicho. Esta vez asustaría con su tremendo rayo nocturno. Al contemplar el firmamento descubrí que mis párpados de roca sellaban la mirada fija de un eterno soñador. El mundo se apagaba poco a poco y el tiempo de pensar se deslizaba hacia la nada, caía de una cascada sin fin por el desierto de lo desconocido, todo más nada brillaba en tus ojos que en estos tiempos le pertenecen a otro. Mi mirada hacia el norte se desvanecía buscando en el amplio despliegue terrenal, tu figura ya tan conocida, pero yo ya no me pertenecía. La fuerza de tu luz habría de apoderarse de mi ser, y sin ningún permiso logró sacarme de mi cuerpo, multiplicar el tiempo, llevarme a donde quisiera, prisionero dentro de su corazón que revestía paredes de cristal. Y así fue, no recordaría ni adonde fui ni que hice, pero sabía que una sola criatura podría haberme sacado de mi cuerpo de una manera tan hermosa e impune. Uno, dos,tres; desperté creyendo levantarme de un sueño de siglos, pero solo habían pasado un par de horas. Se había detenido el tiempo, me habías llevado contigo, habías logrado lo que jamás nadie logró. Desde un primer instante supe la verdad. Y con el sincero abrazo de la brisa de la mañana partí nuevamente a mi rutinaria supervivencia, sabiendo que en la misma dirección, que hacia el mismo punto cardinal, allá a donde nos llevará el viento, nos cruzaremos en el mejor de los puntos; y en cada día de esta ruta cruel hay siempre una razón por la cual vale despertarse: vos.
miércoles, 10 de diciembre de 2008
En las nueve
En las nueve se había detenido un reloj olvidado. Quizás eran los nueve intentos para convencerla de que algo magnífico, algo más allá de la razón, me dejaban ver lo inexplicable; pero pese a mis modestos esfuerzos, ahora las estaciones del autobús solitarias en transitadas y alocadas noches, esperan ansiosas los despojos de los misterios que ambos descubrían en las oscuras noches de postergados y vanidosos días. Yo en un extremo y ella en el otro. Las veredas inmaculadas unían algún trazo recto en el pensamiento cotidiano de querer olvidar una historia tan nuestra, mi nariz se mojaba con espuma de cerveza, yacía sentado en el mismo bar, en la misma silla, mirando al norte. Desde mis entrañas deseaba relatar hechos de otros tiempos, pero su presencia infinita enroscaba mi lengua al borde de un abismo en donde la única salvación para no caer, era nombrarla. ¡Pero cuanta ironía en ese reloj detenido! Ese deseo que proviene de la génesis, de querer detener el tiempo, de que nadie se mueva, de que nadie se entere de que soy capaz de recorrer eternos mundos en tu búsqueda. Pero ahí estaba, quieto, abrumado por la tormentosa idea de la lejanía; un chillido descomunal pronunciaba misteriosamente la ruptura de un concentrado status quo entre filosofías que iban y venían. Me encontró en la cueva, me sorprendió una vez más, saltó un invaluable muro. Su voz y su llanto, como un buen puchero de desconciertos, envenenaban mi corazón de un mismo remordimiento por no estar a la hora detenida, por no haber comprendido la ironía y por querer olvidarme de ese mundo tan nuestro. Y tan cercano todo se volvió. Pude dibujar en el aire, con las sales de la vida, tu mirada, tus finos labios, tu ceño y el cuenco hundido de tus ojos. Y sabía muy bien que el tiempo con ese reloj volvería a rolar, pero a excepción de todos los tuyos, este marcaría otro tiempo, marcaría un tiempo tan nuestro como el de la historia que lo configura.
lunes, 8 de diciembre de 2008
Encuentro con Marcos
Sentados en la misma mesa en dónde en algunos momentos se habla de política, apoyamos lo necesario para tomar mate. Marcos tenía un enorme rodete en su cabeza conteniendo su larga y oscura cabellera, que con el paso del tiempo se fue tornando más llamativa y espesa. Mi llanto era casi irresistible, el nudo en mi garganta se pronunciaba a través de mi unísono silencio. Solo el silbido de la brisa acompañaba nuestro encuentro casual, una pequeña habitación en penumbras nos alojaba. No sabía dónde buscar un consuelo, mi cabeza se atestaba de pensamientos vanos y tristezas encadenadas, provocando una depresión que parecía en ese momento eterna. A él lo conocí en las pequeñas ramificaciones de esta gran ruta, lo encontré tirado al lado de la misma, yacía débil bajo un sol tajante; había visitado a un amigo para extraerse una dolorosa muela, al retirar la pieza dental, la herida nunca supuró y de regreso a su casa perdió un litro de sangre. Lo cargué a mis espaldas y lo alojé en mi posada. Llegó inconciente y casi no podía comer nada. Al recuperarse prometió que, por mi hospitalidad y en modo de agradecimiento, estaría en cualquier momento para lo que necesitara. Este hombre de unos cincuenta años y mestizo, poco hablaba de su pasado, prácticamente nada. Y a pesar de su imagen simple y austera era realmente un hombre sabio, fuerte, de lectura y vivencia. Marcos era un hombre complejo y de una fuerza absoluta, amistoso.
Marcos ceba el primer mate. Toma.
-Ella ya tomó una decisión-le dije sin ningún preámbulo.
-¿Te dijo eso?
-Si.-trague saliva, las lágrimas ya se me caían.
-¿Y no te dijo cual?-preguntaba Marcos siempre sorprendido.
-No es la mejor para mí.
-¿Eso dijo?
-Que ella no quiere ser deshonesta, que no está bueno que nos veamos y que esta situación le carcome la cabeza y que no quiere mandarse una cagada.
-Bueno, no te preocupes, es provisional la decisión.
-A mi me parece que no.-dije secándome las lágrimas.
-Ya sé, no sirve ahora-dijo-pero es así.
-Yo creo que si hasta ahora se queda con eso, ya está, además ya no quiere verme, lo cual es mucho peor. Me hizo mierda.
-No creo que esté cerrado eso. Algo le tiene que quedar picando.
-Me mandó un mensaje-dije-“pueden jurar que no es verdad el viejo sueño de volar, ¿podrán disimular la guerra en tiempos de paz? Pueden guardarte en una jaula.”
-Desacelerate-me interrumpió-, no le mandes nada, no la llames ni nada; olvidate de ella por unos días y enfriáte. Ya vas a tener oportunidad de cruzarte y hablar y si no apareces vos, aparece ella.
-No sé-dije agarrándome la cabeza-no sé a qué juega.
-Y bueno, un poquito loca está, sino no te hubiera gustado, es el anverso de la misma moneda.
-Si, pero yo no quiero sufrir al pedo.
-Bueno, si no querés sufrir más en este momento, tenés que enfriar todo lo que se pueda. Vas a sufrir igual, pero un poco menos. No te opongas a lo que dice ni intentes revertirlo, no busques verla, ni mandarle mensaje, ni hablarle. Es una decisión de ella, y cuando no le cierre, porque seguramente no le va a cerrar su decisión, recién en ese momento se puede revertir. Ahora, si ve que te resistís probablemente se atrinchere más.
-¿Y por qué estás tan seguro que no le va a cerrar la decisión?
Marcos acomoda un poco la bombilla, ceba otro mate y me lo pasa.
-Porque no es lógico-dice él-que si se arma algo así de repente se cierre de esta manera, con la mera decisión de cerrar los ojos, como lo está haciendo.
-No sé, yo creo que si ella tomó esta decisión en el momento mas crucial de todo esto, no veo por qué cambiaría más adelante.-continué- me da más bronca que otra cosa, porque sé que ella tiene miedo de quedarse conmigo y lástima por el otro lado.
-No es lógico que una persona persista en una decisión fundamentada en la lástima.
-Si-dije.- el tema es que si eso es verdaderamente fuerte nada la puede mover de esa lástima, y lo que menos entiendo, suponiendo tu teoría, qué es lo que espera.
-Preserva-dijo decidido.- Preserva entre lo seguro y lo indefinido.
-Preserva lo seguro, mientras que lo indefinido será siempre indefinido, si se conforma con lo seguro no hay forma de definir lo indefinido.
-Ocurre que lo seguro no es seguro, en el fondo tiene también una indefinición y puede fracasar y ocurre que el brillo de lo indefinido, de esa apuesta que se decide no hacer, debería pesar también, debería picarle.-prosiguió- Ninguna pareja “segura” pero un poco gris pervive por siempre, mucho menos en una persona que tiene otras inquietudes; y menos aún después de haber visto otro brillo.
-¿Y yo qué hago? ¿Espero y espero aunque me muera de ganas de llamarla?
-Bueno, es difícil. Uno toma la iniciativa, después de que te rompés la cabeza, dejás de tomarla, si se pudiera seguramente, lo mejor sería no tomarla. Pero lo digo desde afuera, desde adentro probablemente la tomaría hasta golpearme y dejaría de tomarla.
Tomé el último sorbo de agua y le devolví el mate, él se levantó a buscar un tabaco. Al volver se cebó otro mate, sus ojos brillaban, tenían como un destello que se herejía como un recuerdo de algo que había pasado similar a lo que le contaba.
-Yo le decía a ella que según don Juan existe el pájaro de la libertad-seguí explicándole- es un águila que vuela en línea recta y nunca vuelve, deja en el camino a los que no se quieren subir y sigue viaje con aquellos que toman la decisión, el águila es bastante impaciente con los indecisos y en general no los espera.
-Es un modo elegante de presionarla y de decirle cobarde.
Marcos terminó el mate, se levantó en silencio y se fue al baño. Esperé una hora y nunca regresó, sabía que algo extraño pasaba, no estaba muerto, me estaba diciendo que era momento de que me vaya. Me fui.
domingo, 7 de diciembre de 2008
Leer sin respirar
La vida me deja sin aliento.