el lado activo del infinito

viernes, 12 de diciembre de 2008

Vos


Ya emprendido este viaje infinito no me queda ya más nada que dilucidar mi próximo horizonte. Los días frustrantes y las noches solitarias dejaban atrás los rastros del delirio. Solo el punto dorado le dió equilibrio a esta naturaleza, que se erguía como los nuevos albores de esta tierra olvidada. Y un día, un día cualquiera, el ocaso partía sin remordimiento, mas el crepúsculo de la noche anunciaba todo aquello que ya estaba dicho. Esta vez asustaría con su tremendo rayo nocturno. Al contemplar el firmamento descubrí que mis párpados de roca sellaban la mirada fija de un eterno soñador. El mundo se apagaba poco a poco y el tiempo de pensar se deslizaba hacia la nada, caía de una cascada sin fin por el desierto de lo desconocido, todo más nada brillaba en tus ojos que en estos tiempos le pertenecen a otro. Mi mirada hacia el norte se desvanecía buscando en el amplio despliegue terrenal, tu figura ya tan conocida, pero yo ya no me pertenecía. La fuerza de tu luz habría de apoderarse de mi ser, y sin ningún permiso logró sacarme de mi cuerpo, multiplicar el tiempo, llevarme a donde quisiera, prisionero dentro de su corazón que revestía paredes de cristal. Y así fue, no recordaría ni adonde fui ni que hice, pero sabía que una sola criatura podría haberme sacado de mi cuerpo de una manera tan hermosa e impune. Uno, dos,tres; desperté creyendo levantarme de un sueño de siglos, pero solo habían pasado un par de horas. Se había detenido el tiempo, me habías llevado contigo, habías logrado lo que jamás nadie logró. Desde un primer instante supe la verdad. Y con el sincero abrazo de la brisa de la mañana partí nuevamente a mi rutinaria supervivencia, sabiendo que en la misma dirección, que hacia el mismo punto cardinal, allá a donde nos llevará el viento, nos cruzaremos en el mejor de los puntos; y en cada día de esta ruta cruel hay siempre una razón por la cual vale despertarse: vos.

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