el lado activo del infinito

lunes, 30 de marzo de 2009

El terco

Cuando mi instinto limpio el cristal
supe que sin mirar igual podia ver
y desafiando a la luz tuve claridad
cuando la noche más oscura fue.

¿Cuanto más, cuanto más queda en la vida aprender?
Si hasta que brilló el cristal con tantas sombras tropece.
¿Cuanto más, cuanto más, tengo un minuto o la eternidad?
Si siempre me va a golpear, terco y torpe seré hasta el final.

Cuando mi grito destrozó el cristal
supe que la libertad era para mi
y desafiando estructuras me deje ser
y solo tuve de modelo mi propia verdad.

¿Cuanto más, cuanto más queda en la vida aprender?
Si antes que rajó el cristal miles de sueños vi caer.
¿Cuanto más, cuanto más, tengo un minuto o la eternidad?
Si siempre me va a golpear, terco y torpe seré hasta el final.

Si me levanto y me vuelvo a caer
y si ya no hay cristales habra una pared
para pegarme una y otra vez.
Siempre que muera volvere a nacer.

¿Cuanto más, cuanto más, tengo un minuto o la eternidad?
Si siempre me va a golpear, terco y torpe, solo, hasta el final

domingo, 22 de marzo de 2009

El rastro de la conciencia

Ves donde estoy, donde voy
lo que busco es el seguro estrecho,
de lo que va del dolor
A la luz que me deslumbra.
Quiero llegar a poder
soportar toda la carga entera
de lo que más pesa hoy
y no pesará mañana,
ya verás que las cosas tienen mucho por decir
y que el futuro no es incierto
para darme la espalda.
Que no tiene soluciones verdaderas
ni la salvedad de los hombres
que no pueden soportarlo ya


En donde estoy lo que vas
a pedirme son mis ganas.
Pero no se donde voy
lo peor será distante y frío,
en el dolor, yo no se donde viajan las estrellas
sobre qué piel debo ir a buscar las estaciones.
A caso tienes olvidado ser el cielo
lo que no tienen son verdades para mi
Y puedo ver lo que hay detrás de las ciudades,
todo ese frío que arrasa ha de venir.
Imbécil puedo llegar, por acá no hay estaciones
más el camino está empedrado de burladas cenicientas

Lo que hay detrás del dolor
no lo quieras volver a ver,
hay que volver si no se puede estar distante.
Que malas sombras hay en el camino aquel
qué soluciones han traído estas verdades
Nada puedo ver.

martes, 17 de marzo de 2009

El final es en donde partí.

Dejame ver que hay para saborear esta vuelta
la carta no está siempre a tu alcance
en los matutinos.

Loco de pensar que se dispute el poder y la gloria
y con el frío de un reino las almas congelar
Cuanta verdad, cuanta mentira y cuantas palabras
y todo este motor para devastar tu inconciente

¿Y en qué lugar habrá consuelo para mi locura?
¿esta ironía con qué se cura?
si el final es en donde partí.

¿Y a quien llamar?
¿a quien tocarle la puerta tan tarde?
¿con quien hablar cuando no hay nadie?
Si esta noche no puedo dormir...

Dejame ver que hay para saborear esta vuelta,
la verdad, la mentira y la mueca de tu ingenuidad
Cuantas palabras, se disputan el poder y la gloria
y cuantas vidas se pierden en un reino mortal.

Loco de pensar queriendo entrar en razón,
y el corazón tiene razones
que la propia razón nunca entenderá.

Y a donde voy siempre voy a buscar lo que es mío
aunque el planeta termine en un circulo
y el final es en donde partí.

No llores más, dame la mano y contame tu suerte
de esta manera quizás no sea la muerte
la que nos logre apagar el dolor.

lunes, 16 de marzo de 2009

San Cono, la niña bonita y la fiesta.

Quiero hacerme más fuerte, pero traspiro, el guacho mira debajo del dintel y de un grito lo mando a disparar: "¡rajá!". Enfoco como puedo la base del teléfono y veo que el tubo inalámbrico no está. Me aferro al sillón siento que con mis garras desarmo el tapizado, debo contenerme, los rayos que penetran el cielo gris advierten una posible catástrofe, pienso, pero no tanto. Tengo que encontrar ese teléfono, pero, uy, me pica la cabeza, tengo piojos ¿serán piojos?. Uso la tele como espejo, me miro, pero no, es la mugre y los nervios, no nos perdamos, me dije. Hay que encontrar ese teléfono. Revuelvo los sillones, pateo un juguete, me pierdo en el eco de la habitación dormida; solo hay un lugar donde puede estar. Lo encuentro, le susurro como a un fiel amor, acaricio sus teclas y me detengo al fin. La marea alta pasaba de largo y en la brisa nocturna que acariciaba los rastros desesperados de mi corazón, encontraba la oportunidad para descansarme. Soliloquio. Pero... ¿qué pasará?... ¿atenderá?... ¿Qué podría pasar? Una posibilidad: luego de llamarla escucharía una voz enloquecida y caería bajo un ataque de nervios de tal magnitud que correría sin parar hacia algún bosque, allí una bruja llamada maruja la convencería y finalmente la convertiría en miel para el desayuno de algún venado. Poco probable. Sin embago, otro miedo sucumbe como un terremoto en la ciudad. Otra posibilidad: llamo, atiende un familiar no familiarizado con mi voz, creerá que soy un compañero de la escuela primaria al que ha molestado, mufado y humillado durante años. Pensará que el trauma lo llevó a buscarlo durante años hasta encontrarlo justo en un día tan especial. Este familiar desesperado, no quiere preocupar a su familia, de modo que alerta al 911 del suceso, el 911, aburridos un día domingo donde no pasa nada, aceleran sus patrulleros como en una persecución de una película norteamericana. Cruzan un semáforo en rojo, chocan a un mimo a la gorra, un viejo lo ve desde un balcón, la situación le causa un infarto y este cae desde el segundo piso matando a un ovejero alemán quedeliberadamente caminaba persiguiendo una mariposa. ¡no! traería más desgracias. Contemplo al teléfono que despreocupado y taciturno pasa sus días descansando al son de las llamadas. Lo odio con toda mi alma, no puedo hacer nada, me contengo, traspiro, no puedo sostener la situación, debo llamar. No lo hagas. Hacelo. No. Ruedo por el piso, pega mi cabeza contra un sillón y caen sobre mi torso las almohadones. Un radioreloj se enciende: "Que lindo domingo para disfrutar, descansar, para el ocio total... ahora escucharemos bad moon rising de cridens clir-uader revaivol..." y peleaba a muerte por algo que debería hacer, pero que mi otra mitad me impedía... "I see a bad moon a rising..." Ruedo hacia otro costado y aún sé que estoy a tiempo, la perra, creyendo que estoy jugando me embiste queriéndome sacar el teléfono, ahora son dos fuerzas con las que debo luchar, ruedo aún mas y me atrinchero contra una pared. "i see bad times today..."La perra ladra y el gato se suma al misterioso juego que protagonizo. Los intento espantar, pero nada che. Cierro los ojos y apreto los dientes, traigo todos esos hermosos recuerdos a la cabeza, todos todos, suprimo la desdicha, me duelen los ojos de cerrarlos tanto. Los abro. En la habitación no hay nadie, solo una tele prendida y el sorteo de la quiniela; primer premio: el quince. La música ya no está. Che vieja, le pregunto a la vieja, ¿qué es el quince?... El quince es la niña bonita. ¿El tres?... San Cono... Aah... Me levanto del suelo y agradezco que nadie me haya visto. Camino confundido y pregunto por el veinte: ¿Y el veinte? La fiesta.

viernes, 13 de marzo de 2009

El Mambo de la botella

Mi ojo parpadea en la pantalla del video
hay tanta gente aca, que no puede ni hablar
el ruido va infestando las nueronas
y en el vaso se moja mi nariz
con espuma de cerveza.

Hay tanta cara extraña, será que veo doble
no tengo intenciones de ponerme a descifrar
cuando siento que alguien me toca la espalda
y al darme vuelta veo tu vieja figura
de mi álbum...

Y me pregunto, y me pregunto
¿a dónde me lleva la vida?
carcelera del destino
y la sorpresa.

Como me trajo tu cuerpo
pudo haberme traído la muerte
y entonces ya no había más que preguntar.

Salgo a la calle, a la noche, a la platea
vos te pegas a mi, hoy soy tu salvación
giro como un trompo sobre la barranca
y me voy bailando el mambo de la botella
de piel vidriosa, diosa tan bella
que en su interior guarda la locura de un exceso
el viento es la música que me mueve
pero el trompo se detiene...
en una alcantarilla.

lunes, 9 de marzo de 2009

Bien Alto

Vamos, vamos ¡vamos!... dale, caminá, no, no; no te caigas. No te pido que cambies la cara, pero levantá los ojos, erguí la espalda, dibujá el horizonte, dejá que la brisa vespertina acaricie tu hermosa y blanca piel. Me tiño de vos ¿querés?... Bueno, sino miro fijamente tus claros ojos, si, la mirada vale mucho y veo tristeza, pero la tristeza no es un fin, es parte del camino. Así son los golpes de la vida... yo... no... si si si, yo también sé lo que son los golpes y los cambios, pero hay que aguantar el terremoto y saber que siempre que hay vida habrá esperanza, saber que en cada loco hay por lo menos un sueño. Si, me dirás, qué fácil para vos ¿no?... no, el cambio no es fácil, ¿y ahora ya sabés qué es el Status Quo? Bueno, una pista, ahora se rompe, y empieza uno nuevo, pero no podés estar así. La lágrima que se refleja en tu rostro es el eclipse de mis sueños. Dale querida, pon la cara del sol e ilumina los senderos, desde aquí y de dónde sea todo el alba para tus anocheceres. Una patadita en el culito y caminar subiendo, bien alto. No... Si... pero, pará... podrás decir mucho diciendo nada, recordá que lo más oscuro de la noche es antes del amanecer.

sábado, 7 de marzo de 2009

viernes, 6 de marzo de 2009

Costa Gavras

Son las dos mil cuatrocientas veintinueve del día sábado. Mis retinas terminan de palpitar la célebre película de Costa Gavras. Espero el incesante precipicio de las precipitaciones, mas sé que no regresaran por un prolongado tiempo. La luna tajeada, guiño de la noche y hoy sonsa responsable de la exclusividad de mis nostalgias. Las hojas de la copa más alta del árbol más alto, aún se mecen indiscriminadamente. Allí descansa un nido. El pavimento es semejante a un río seco, sigo sorprendido, espectáculo gesticular, Gavras en el semblante; la gratuidad de mi soledad no atrae forasteras. El eco del rugido me levanta de la cama, el motor imparable de una bestia senil amenaza mis delicados movimientos, la veo venir y no la distingo, solo creyendo se crea ¿será que Dios nació después del hombre? ¿quien es el vómito de quien? A esta altura del arte no sé cómo pintar la realidad. Son las dos mil cuatrocientas cuarenta del día sábado. Sigo masticando la impotencia del derrotado revolucionario: ser que nace en cada alba. Caigó seco y como perro que volteó la olla apunto mis ojos a la luna, no hay más caso, derechito a la salitasaludprimera. El médico de guardia revisa y revisa, no hay más que hacer, solo sufrirla. ¡Qué sencillo para usted! le dije. Olvidala, me dijo. Imposible, le dije. No hubo más que regresar a la trinchera, las bombas invisibles se alimentaban de los silbidos. La noche tornó su pulso en rigor, la luna mas coja que nunca. Son las veinticuatro mil cuarenta y siete del día sábado. Aún susurra Costa Gavras, aún la luna busca su retazo perdido, aún sigo herido, aún la copa mas alta del árbol más alto se mece, aún el médico recibe pacientes, aún el motor se acerca, aún descansa el nido, aún sigo derrotado, aún no hay forasteras, aún es sábado, aún Dios vomita al hombre y aún el hombre vomita a Dios, aún espero las precipitaciones, aún no sé cómo pintar la realidad... aún... y aún así, sabiendo lo que sé y lo que será, sé que mañana seré, aún, un hombre nuevo.

jueves, 5 de marzo de 2009

Y a un juego extraño me invita a jugar...

El otro día pensaba. nO eRa otro día me aburría, sin embargo, los silencios del todo verde, me abrumaban en un Zin fin de rhugidos que provocaban los dientes metálicos. Alejados de todo mundo por supuesto, fantasmas de la RUTA me han saludado, la sangrhe se volcaba de sus copas; la pasión una, las ruedas dos. El otro día pensava. Tanto he viajado en una sola búsqueda, tanto he volado en un solo ahleteo, tánto he sentido en un covarde mistterio. Detonaba un alfajor. Se esfumaban los sanguches de miga. Uno, dos, tres, cua'. Saludo vicio de un puño inquieto, regocijado en la sed de un bajón que sube, remolinos de cháuchas hirviéndose al sol. El otro día pensaba. Cada sensación que se percibe, cada minuto que pasa en hese reloj, cada recuerdo flotante, cada jugada al borde del misterio, cada ojo indicador de soledad, cada polLinización de la flor de tu alma, cada cohete que dibuja tu frente, cada SUEÑO muerto en decepción, cada final inexplicable, cada ocaso en mi ventana, cada vez que tu figura como un raylo estreya mi cerebro, cada milésima de segundo que tomo un máte con un livro. El otro día pensaba. ¿escribir? cualquier idiota lo hace. El otro día pensaba. Hay que saver qué decir, ¿hay algo para decir? Hay más para hacer se y deapocomevuelbolokoynosecomocarajoseguirlavidaquemeabrumaacadaminutoyporvospierdolacabezatantoquemepegasteeeeakaaydnewomaet ¿dondemellevalavida?