el lado activo del infinito

miércoles, 15 de abril de 2009

Sobre un manto de estrellas una historia te contaré III

El roble era intenso.
La doncella de ojos de cielo abierto, elevó su encanto y sin embargo no se sentía cerca del sol, jamás distante del viento. Perdía alguna que otra pluma.
Era el invierno del 2008, en Europa era verano.
A este ser, de extraño cabello de trigal rebanado, no le convencía la idea del solo volar; necesitaba conocer, deborarse el mundo a través del alma, insoportablemente súbdita de la madre curiosidad. De casualidad, que vio una saliente del muro sin fin. Una roca fangosa abrazada por raíces feroces, llevaba como una daga un árbol atravesado con sus raíces al viento desde la parte inferior de la gran piedra; allí también se formaban estalactitas de mugre y gusanos descerebrados. La princesa, de perfil aventurezca y amante del nabo frito, aterrizó con su mirada inocente, con sus cejas arqueadas. El lugar se veía bastante desordenado y sucio. Se asomó al borde de la roca y miró al abismo, tuvo vértigo, como cuando miraba el pasado reprimido. En el ángulo del muro y la roca, una pequeña cueva albergaba a un halcón desplumado. El ave leía.
-¿Cómo es esto?-dijo el halcón desplumado-tenés alas, pero no sos ave.
-Así es-respondió la princesa sonriente y encantadora.
-¿Y qué hacés acá, en mi piedra?
-Me detuve a conocer-replicó irónica-y además descansar un poquito, voy al otro lado del muro.
El halcón rio hasta que saltaron sus lágrimas.
Le advirtió que él, en la antigüedad de los mundos, lo había intentado, pensando que ese era su destino. Dijo además, que se elevó hasta donde pudo y que la cima hostil del roble le arrebató todas sus plumas. A la princesa la invadió una tristeza tal, que solo pudo sentarse bajo las ramas del árbol a contemplar la nada. El halcón se le acercó. Le dijo que veía en sus ojos el pasado de una niña que ha pisado la inmensidad.
-Voy en busca de un alma en soledad-le advirtió la princesa derramando lágrimas celestes.
-Veo que has visitado la inmensidad.
-¿Y usted como sabe eso?
-Porque los que visitan la inmensidad son capaces de enfrentar hasta lo más infinito que se les ponga delante-entonces agregó-Te diré algo que sé de memoria, pero no puedo darte muchas respuestas, quizás te sirva para continuar, tal vez cesen tus llantos.-y dijo-hay dos tipos de infinito; el impropio y el propio. El impropio es el infinito que aparece en una cantidad variable, que, o bien crece más allá de todos los límites, o bien se hace tan pequeña como se desee, pero siempre continúa siendo infinita. Y el propio es el infinito situado en un punto determinado. Y vos, tan vacilante y de alas tan promiscuas, vas en busca de uno de estos infinitos.
La princesa se incorporó muda, afortunadamente su llanto se detuvo. Miraba la nada, su pensamiento vertiginoso la durmió. El halcón la cubrió con una manta de lana ovejuna.
Cayó la
noche.
En europa todavía era verano, y el roble aún, se mantenía intenso.

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