el lado activo del infinito

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Fernet

Pequeños pasitos. Inundados de hipocresía, la estación espera solitaria en la inmensidad de la jungla gris. El sabor amargo y mi nariz espumosa dibujan un efímero recuerdo de su figura inmutada de pasión. La extravagante calle solitaria, me abandonaba sin refugio para mi corazón y solo veía a lo lejos unos pasitos danzantes. La muerte está tan segura de vencer que nos da toda una vida de ventaja. En mi album, tu mirada no es más que una anécdota, tu carácter una simple estrella al amanecer. Más se movía, más dorado el mundo se promovía en pleno mambo, en pleno tuco de miserias. Todo lo que toca brilla, y lo oscuro amanece al fin, tan pequeña como una gota y tan grande como un océano, atropelló mi alma rota y fundió su esencia en un manto de ruta infinita. Sólo podía imaginar, mas la última emoción se fué, con el último rastro del crepúsculo. La princesa dorada tornaba a la urbe en praderas atravesadas de caminos llenos de corazón y sucumbían bajo ella, las más débiles resacas construídas sin piedad. Me ofreció su sabroso trago amargo en la profundidad del callejón y me demostró que en su ciudad, en su mundo, nadie sufre en la eternidad. El trago largo de su inmensa vida, me deslizaban pequeño posando en una flor, tomando su dorada y oscura bebida, esperando encontrarla en alguna otra ciudad de esta, aún ruta infinita.

No hay comentarios: