el lado activo del infinito

miércoles, 19 de agosto de 2009

La antigüa Pompeya

Sus caras de barro dejan la impronta de una bestia magma; duermen en la oscuridad posándose en la eternidad junto al dolor, siento una caricia a la distancia y cuando me recordás, un escalofrío me abraza. "Te invito a pasar a mi mundo" fue lo que me dijo cuando las tinieblas nos cubrió y más allá del viento, un susurro dejó en penumbras un día sellado e infinito. Las rutas tomaron el color de su piel y su mirada se prolongó por el espacio y las estrellas, el cuenco hundido de sus mejillas me dejaban hundirme a su más profundo deseo. Los colmillos de mi corazón gozaban a medida que el sol nos pintaba de múltiples sensaciones, un vasto aire de hermandad nos unió y nos liberó de nuestras propias cadenas. El grito al unísono percibí que nos encantó.
Y un día, lo que se dice un día, este día no duró.
Dejé que te fueras o te fuiste y a Pompeya regresaste; allí estaban las estatuas del horror brillando con tus ojos y tu sonrisa, allí posaba de dolor el petrificado rostro del alma herida brillando con tus ojos y tu sonrisa, allí suplicaba el barro dolorhumano que la ceniza no se los comiera brillando con tus ojos y tu sonrisa. Allí, descubriste en la antigüa, pero hermosa, Pompeya, que el fuego de tu luz desgarraba el corazón del pavimento, se tragaba las calles en penumbras y remordían a la historia demostrándoles que solo un volcán iluminaría a la distancia mis pequeños pasos volviendo a casa.

1 comentario:

Jime dijo...

Hermoso! como todo lo que escribís.